LOS DONES DEL ESPÍRITU SANTO

 

Don de Sabiduría                         

¡ Gustad las cosas del Espíritu !

 

La sabiduría es palabra que llena el Antiguo Testamento. Tiene un libro entero a su nombre, y se derrama por salmos y profetas y cada línea inspirada, es una amorosa contemplación de la sabiduría divina.

 

Este don tiene más que ver con el “sabor” que con el “saber”, es el buen gusto en las cosas del espíritu. Inocencia de los sentidos y pureza de la mente. Paz en la mirada y alegría en la compañía mutua, mientras Dios se pasea por las tardes en el jardín que Él ha creado.

 

“Decidí, pues, tomarla por compañera de mi vida”.

Santa María, sede de la Sabiduría, ¡ruega por nosotros!

Don de Inteligencia

... llevas tanto tiempo conmigo... ¿y aún no me conoces?

 

Nadie puede entender al Señor, entender su persona y su doctrina si el Espíritu no se lo revela.

 

¡Cuánta literatura sobre Jesús y qué poco llegamos a entenderlo! Hoy más que nunca necesitamos ese Espíritu que nos descubra la profundidad de Jesús, entender su doctrina y amarle todos los días de nuestra vida.

 

Hace falta el estudio y la meditación; pero, sobre todo, hace falta la confianza de dejarse sorprender por el Espíritu en rincones llenos de promesa.

 

¡Danos, Señor, el don de conocimiento, para glorificarte eternamente!

Don de Consejo

Es como consultar un mapa a lo largo del camino

 

Con ardides humanos no vamos a ninguna parte, sino a la frustración y a la desesperanza. Hay que adquirir otra visión, ganar otras alturas, volver una y otra vez al ambiente limpio de verdades del alma, donde las cosas tienen otro color y la vida otra dirección.

 

Hay que situarse en el plan de Dios para saber lo que hay que decidir en el momento concreto.

 

La palabra oportuna, el consejo leal, el momento de luz cuando todo era oscuro, la alternativa inesperada cuando nadie veía solución.

 

Hay que cultivar la eternidad para saber lo que hay que hacer hoy

Don de Fortaleza

El poder de Dios

 

Hemos conocido el camino, ahora hay que recorrerlo. El Espíritu nos ha mostrado la dirección general de nuestra vida. Sabemos lo que hay que hacer. Ahora hay que hacerlo.

 

Dios no hace las cosas a medias. El da el querer y el obrar. Da los santos deseos y da la fuerza del Espíritu para llevarlos a cabo.

 

Los grandes valores humanos son de por vida. La entrega, el compromiso, la promesa, tanto en la familia como en la religión.

 

El Todopoderoso ha hecho cosas grandes en mí.

Don de Ciencia

Tesoros del saber

 

La naturaleza es regular en su comportamiento, obedece a leyes constantes, se puede estudiar, se puede predecir, y ésa es la base de toda investigación. El orden está fijado y nunca cambiará. Al hombre le toca descubrirlo, definirlo y disfrutarlo.

 

Los teólogos dicen que la finalidad del don de ciencia es enseñarnos a juzgar rectamente de las cosas creadas. La naturaleza está en marcha desde que el Espíritu de Dios, aleteando sobre las aguas, le dio su fuerza y su vigor.

 

El secreto último del don de ciencia, es ver a Dios en las cosas creadas.

Don de Piedad

El don de sentirse hijo

 

El don de tener a Dios por Padre, saberlo y disfrutarlo, con paz y alegría filial.  Sentir ternura, obediencia, afecto y admiración hacia Él.

 

Saber ser amigo del Señor, adquirir esa mirada que invita al descanso, ese tono de voz que abre silencios y adivina respuestas, ese gesto que une las almas, ese gozo que promete alegría sincera en compañía fiel. Todo eso es don del Espíritu en el fondo del alma.

 

Madre del Amor hermoso ¡ruega por nosotros!

Don de Temor de Dios

La conciencia humilde de la propia fragilidad

 

Don de la reverencia y del respeto a Dios. Lealtad a su poder eterno y majestad absoluta. Temor a ofenderle, a hacer algo que entristezca al Padre.

 

El mensaje de Jesús a los apóstoles: “Soy yo y estoy a vuestro lado”, "Permaneced en mi Amor!  No temáis a las olas ni a la noche, nada os puede dañar cuando os protege el que todo lo puede.

 

¡Señor no permitas que nada ni nadie me separe de Ti!